La soledad, en compañía, y la adicción al trabajo, con profundo sentido de lealtad, nos empujaron gradualmente al encuentro. Mutua admiración, transformaron el valor de la amistad en el amor y una fuerza especial que te daba la expresión de síntesis de todos los amores dormidos, me atrapó en el encanto y me condujo al mundo del sueño de los amores eternos, la mujer más amada del planeta tierra, Ángela Socorro María, mi compañera y esposa.