Habían pasado cuatro largos años desde que no cargaba en mis brazos, un retoño propio, cuando nació mi hijo Alexis…había llegado el FMI, el gobierno de entonces nos había hipotecado la vida, todo se encareció y en un abrir y cerrar de ojos se nos habían disuelto los sueños de tener un buen carro y tener algun ahorro en el banco…sin embargo, lo deseaba intensamente, como nunca había deseado a otro de mis hijos…no olviden, que siempre fue mi ilusión sentar a doce hijos en una sola mesa y me imaginaba yo, como aquel “jefe” del orfanatorio del film “Oliver”, con una inmensa cuchara poniendo orden en el servicio de la comida, a cucharazos limpios!!!!!!!!

Mi Bebé, como le dije hasta que se hizo tan grande que ya no lo podía decir por riesgo de parecer cursi o ridículo y Mi moreno, como comencé a decirle desde que su necesidad de reforzamiento de la autoestima no me permitía tratarlo como un niño. Respondo por la parte de tu nombre llamada Alexis, no escapé a la lectura de mi literatura del momento, Jacques Stephan Alexis me había sumergido en la dura sensibilidad de su realismo, alimentando mi solidaridad con su pueblo.

Te imagino como ingeniero civil (cursa actualmente el 7mo. Semestre) construyendo torres de sueños, aunque aspiro a que me ayudes a reconstruir los puentes rotos de la infancia.

Ahora quiero recuperar el tiempo perdido, el del silencio, y compartir con él, en este espacio, su memoria perdida, la de sus primeros 7 años…alegrías y tristezas, te recordaré el día que caminaste y la ocasión en la que te bajé una fiebre dándote un chapuzón violento en un tanque de agua, fue lo único que se me ocurrió, en la desesperación del momento; las lágrimas del aula de la pobreza en la que te coloqué…Hablemos y compartamos este desafiante presente, de tus dudas y mis temores y que el diálogo se convierta en una escuela para las demás familias que hoy viven situaciones parecidas.